Érase una vez en un pequeño pueblo un adolescente llamado Francesco, que vivía con su madre y su hermana menor. Francesco era un chico muy curioso, le encantaba recorrerse todo el pueblo. Tenía dos mejores amigos, Marco y Nahir.
Un día, al salir de la escuela, decidieron ir a recorrer el pueblo los tres juntos, fueron al bosque, luego al pequeño lago, se sentaron en la orilla, y Francesco comenzó a ver que algo se movía en el agua, pero no quiso decir nada ya que temía que no le creyeran o arruinar el momento. Más tarde volvieron a sus casas, como si no hubiera pasado nada, pero Francesco decidió salir en la noche al bosque para averiguar lo que había visto en el lago.
Al día siguiente Marco y Nahir vieron que Francesco no llegaba a la escuela. Al terminar la clase fueron a la casa y le preguntaron a su madre, y ella muy angustiada les dijo que desde la noche no sabían nada.
Resulta que Francesco se quedó dormido en la orilla del lago y cuando despertó el lago ya no estaba, y estaban sus amigos, y su madre, y la policía. Nunca hubo un lago allí, decían los policías, y sus propios amigos no recordaban nada de lo sucedido la tarde anterior. Francesco no había tomado sus medicamentos, al final le diagnosticaron una enfermedad por la que olvidaba ciertas cosas.
Abigail Amaya
ES. 47 - 4°B - 2019
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