Esta es la historia que le pasó a una niña pequeña, no diré su nombre, sólo les contaré lo que pasó. Ella era una niña risueña, pero un día eso cambió. Su padre había comprado un espejo grande, lo había colocado en el pasillo, cerca de la habitación de la niña.
Ella se miraba y se peinaba frente a ese espejo todas las mañanas cien veces, y por las noches, antes de dormirse, cien veces también. Hasta que una noche, ella empezó a peinarse como siempre, se miró fijamente y notaba algo extraño en su reflejo. Era como si ella misma tuviera los ojos más oscuros, y de repente la imagen mostró una sonrisa que ella no había hecho. Luego escuchó un "hola", estaba sorprendida, pero le respondió "hola", luego siguieron una larga conversación hasta que su madre apareció y le dijo que era hora de dormir, entonces se despidió y se acostó.
Fueron pasando los días y se hicieron amigas. Pero la niña fue creciendo y empezó a tener amigas también en el colegio. La del espejo empezó a enojarse, se le aparecía en los sueños sólo para atormentarla, hasta que en uno de esos sueños mostró su apariencia real. Los ojos eran negros, era como si no tuvieran final, el cabello larguísimo, el vestido era blanco y parecía de otras épocas, pero ya no parecía una niña inocente, sino una vieja haciéndose pasar por una niña. "No te dejaré en paz hasta que vengas conmigo al otro lado". La niña jamás pudo olvidar esas palabras, a veces esa amiga le molesta en los sueños, y se le aparece en cualquier espejo en que se refleje.
Ludmila Graciela Duarte
ES.47 - 4°B - 2019
1 comentario:
Muy buena narración
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